La visita a Pekín del ministro del Interior cubano, general de cuerpo de ejército Lázaro Alberto Álvarez Casas, para reunirse con las máximas autoridades de seguridad e inteligencia de China, ha encendido alarmas en Washington y otras capitales occidentales.
El encuentro con Chen Yixin, ministro de Seguridad del Estado chino, y con Wang Xiaohong, ministro de Seguridad Pública, fue presentado como un paso para “fortalecer la cooperación en materia de inteligencia y seguridad” y “salvaguardar la estabilidad social” de ambos países, según medios oficiales de Pekín.
Bases de espionaje y cooperación tecnológica
El analista político Miguel Cossío recordó que China mantiene desde hace años bases de recolección electrónica en Cuba, algunas cerca de instalaciones militares estadounidenses en Florida.
“No se trata solo de escuchas telefónicas, hablamos de un campo amplísimo que incluye la capacidad de realizar ataques cibernéticos a distancia”, dijo Cossío a Martí Noticias.
En 2023, el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) en Washington alertó sobre la construcción de un nuevo centro de inteligencia de señales cerca de Santiago de Cuba. Imágenes satelitales más recientes muestran, además, nuevas instalaciones en Bejucal, la mayor base de espionaje en la isla.
Cuba como plataforma estratégica
El experto destacó que el reporte anual de amenazas de la Comunidad de Inteligencia de EEUU (marzo de 2025) identifica a China como “la mayor y más robusta amenaza para la seguridad nacional estadounidense”. En ese esquema, Cuba ofrece a Pekín un punto de observación privilegiado frente a las costas norteamericanas.
“Lo mejor que Cuba tiene para China es su ubicación estratégica. Desde allí pueden rastrear movimientos militares en Florida o incluso las operaciones espaciales en Cabo Cañaveral”, explicó Ryan C. Berg, del CSIS, citado por El Nuevo Herald.
Tecnología china para la represión
Para Cossío, la visita de Álvarez Casas cumple tres objetivos:
- Reforzar la represión interna, con el suministro de tecnología de vigilancia y capacitación policial.
- Consolidar mecanismos de espionaje frente a Estados Unidos.
- Garantizar la supervivencia del castrismo, asegurando que el cambio político en Cuba —cuando llegue— no debilite el control del aparato de seguridad.
El ministro cubano, sancionado por Estados Unidos bajo la Ley Global Magnitsky por su papel en la represión del 11 de julio de 2021, ha sido ascendido a general de cuerpo de ejército bajo el padrinazgo de Raúl Castro, que lo considera uno de sus hombres de mayor confianza.
Una relación asimétrica
Aunque Cuba ha buscado inversiones chinas en sectores como la energía y el níquel, los resultados han sido limitados.
“China no ha sido generosa con La Habana en términos económicos”, señaló Cossío. “Su interés principal está en el valor estratégico de la isla como plataforma de inteligencia y presión geopolítica frente a Estados Unidos”.
En contraste, Cuba ve en Pekín un aliado clave para paliar su crisis energética y un socio dispuesto a proveerle equipos de control social y seguridad, en un momento de creciente malestar popular en la isla.
Preocupación en Washington
Funcionarios estadounidenses han expresado su inquietud por el refuerzo de la cooperación en inteligencia entre La Habana y Pekín.
Para analistas como Cossío, este escenario recuerda la Guerra Fría.
“Cuba se coloca una vez más como ficha de una superpotencia rival de Estados Unidos, pero esta vez con un aliado que ha demostrado paciencia y ambición global: China”, concluyó.
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